Es la fiebre del hincha que me hace soñar con cada selección. Pensé que tal vez con esta nueva camada de chicos en la Sub-20 podíamos hacer algo distinto. Pensé en cada partido de la selección peruana de fútbol de mayores que teníamos chance de ganar, porque ya saben esto es fútbol.

La noticia señores, es que hemos perdido de nuevo. Hemos perdido porque tenemos una historia perdedora y Gustavo Ferrín lo dijo: “Yo soy culpable de esta derrota pero no de una historia de derrotas”. Con esto no quiero decir que somos un país derrotista ni que somos un país destinado a la derrota. Me quiero referir a que somos un país que no es capaz de asumir su pasado como pasado. El Perú es una nación que vive del ayer, se alimenta, corroe, se satisface con su pasado. Así como en la sociedad todavía pensamos que el Perú está destinado a hacer grandes cosas por su lugar en siglos anteriores, en el fútbol no nos podemos desligar de Cueto, Cubillas, Sotil... Toda esa gente que le dio glorias al Perú pero que ya pasaron y, tal vez, si fuesen futbolistas en esta época no hubieran podido lograr lo que lograron.

Vi todo el partido. Salí temprano de un compromiso para ir a ver el partido. Emocionado de revertir la situación y ganar. Ganarle a nuestro pasado y por supuesto a una argentina que no fue más que Perú. No vi el primer gol de Funés Mori pero vi la repetición y fue un mamarracho. Fue un centro de pelota parada y gol de cabeza. El arquero salió mal, los defensas pensando en llegar a un club europeo y así llegar a ser importantes en la vida, el técnico con una mirada de “Dirigí al Sport Ancash y me fue mal, no sé porque me contrataron”. Todos confabulando inconscientemente a que Perú no pierda. Sin embargo, tengo que admitir que tenemos muy buenos jugadores o de repente solo frente a unos ojos acostumbrados al fútbol peruano. Tal vez, para brasileros o chilenos, les parezcan jugadores malos. De todas maneras, Carrillo, el zambo que la va a romper en Alianza,

juega muy bien, a pesar que no ha conectado con sus compañeros y que piensa como jugador grande, más aun no lo es, tiene buen biotipo, gambetea bien. Su punto malo está en que decide mal a veces, que es muy egoísta. Pero eso es culpa del técnico en no darse cuenta del error del jugador y en no corregírselo. Asimismo, se encuentran jugadores como Cueva que me enterneció verlo correr tanto (a Ojeda lo mismo).

En un momento determinado (después del gol) sentí algo muy fuerte -fui consciente de ello en el momento-, sentí que amaba al Perú y que le íbamos a ganar a Argentina y que entonces Carrillo se iba a llevar a todos y marcar 10 goles. Eso es el patriotismo que sentimos algunos, el que no lo siente es porque elige hacerlo, porque yo no elijo ser patriota. El patriota puede elegir no serlo, más no el que no lo es. Ese patriotismo se muestra en calidad de sentido de latencia. Tu no admiras al Perú en cada segundo, es decir, si lo amas y eso incondicionalmente, pero el amor por tu patria se da en situaciones determinadas. Sea comparando, ganando, apoyando una causa. Todo parte de un sentido de pertenencia que a veces necesitamos tener.

En el momento en el que Argentina marca el segundo gol y gana el partido se me cayó el mundo.

Me sentí burlado porque entrego mi corazón hincha a la selección de fútbol siempre que hay partidos. Quizás porque la selección de fútbol de Perú y Alianza Lima son mis pasiones no dispuestas al control. Puedo dejar de hacer las muchas cosas que hago (con furor ahora), pero ver un partido de esos equipos no puedo evitar. Es así que ver a estos equipos me entrega mucha pasión, que a veces se me es esquiva por mi culpa (todo lo que hay en nuestro entorno cercano es consecuencia de nosotros, de la persona), y es por eso que escribo sobre fútbol ahora, ya que el sentimiento es un arma excelente para poder escribir. Asimismo, porque iba a escribir de política y no conseguí material. No es que diga que es fácil escribir de fútbol... pero lo es.

Aprendamos a reconciliarnos con nuestro pasado. Es completamente efectivo.