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Identidad, Tolerancia y Diálogo

Publicado: 2011-07-27

Viene pasando un poco desapercibido, pero es un tema latente. Está esperando que pasen las fiestas para surgir en las calles, en los muros, entre tweets y donde quiera que se reúnan dos personas (o hasta menos). La pregunta es sencilla: ¿qué cosa debemos tolerar? ¿Qué es "lo tolerable"? ¿Y qué es "lo intolerable"?

La pregunta surge luego de la mal llamada "Ordenanza Gay". En sencillo, como menciona el morsa:

"Es una ordenanza promovida por la Municipalidad Metropolitana de Lima, en la que los locales que atiendan al público digan abiertamente “aquí no se discrimina por orientación sexual.”

Entonces unos defienden a la familia, los otros también; introducen a los niños en la discusión (mientras estos no tienen interes en el tema, ¿o le han preguntado a los niños que piensan,acaso?); unos que los valores cristianos, otros que un Estado Laico; y en fin.

Así que vamos a sazonar un poco el tema. Unas consideraciones antes:

Estas ideas que no alcanzan, quizás, la estructura de propuestas, son de ideología liberal (el de Mill, Rawls, esa gente).

Son temas complejos, ya sea por lo complicado de los términos, o por otros factores. Trataremos de escribir lo más sencillo posible, sin perder el fondo.

Al final de cada idea o conjunto de ideas, te ponemos algunos títulos para que revises luego. Es importante, porque son temás más profundos; solo te presentaremos las ideas iniciales.

Chapa tu café caliente, lápiz, papel y tu cerebro. Obviamente, cualquier consideración, reclamo, duda, ataque, spam o trolling, en los comentarios. Siéntanse libres.

Entonces, empezamos!

Roll over Kant

Identidades múltiples

La primera idea. Cuando leemos el texto Ordenanza Gay: guerra de intolerancias de Gonzalo Zegarra, podemos leer "tratar a los gays" o "la misma libertad que los heterosexuales". ¿Quiénes son "los gays"? ¿Quiénes los "heterosexuales"? Ya sé, la respuesta parece obvia, pero va más allá.

Ponte a pensar. Por la mañana, al levantarte, eres Juan "El padre", que tiene que llevar a sus hijos al colegio. A partir de las 8 am, eres Juan "El abogado", trabajando en una notaría pública. Luego, en el almuerzo, eres Juan "El Católico", teniendo una discusión con un amigo evangelista. Por la media tarde, regresando a tu casa, mientras escuchas en la radio hablar sobre Pensión 65, podrías ser Juan "El Socialista". Y así, durante todos tus días.

¿Qué significa esto? Es claro: somos seres con identidades múltiples. No quiere decir bipolaridad, sino que no sólo somos abogados, también somos peruanos, católicos, musulmanes, de izquierda o de derecha, gays o heterosexuales. El problema está cuando tratamos de considerar alguna de estas identidades como la única categoría de pertenencia de la persona ("los gays", "los heterosexuales").

Entonces, debemos tener en cuenta la elección de cada uno sobre la importancia de  cada identidad particular, que son definitivamente diversas. En algunos momentos, tu identidad como peruano será más importante que la socialista, por ejemplo.

Otro punto importante de esta idea: las identidades no se "descubren". Son cambiantes, las transformamos cada día, están influenciadas por nuestro entorno (por lo que aceptamos y rechazamos de este); no son un proceso de descubrimiento, sino de creación.

Para ver más sobre el tema, revisa "Identidad y violencia: La ilusión del destino" de Amartya Sen. Ya, descancen cerebros y luego seguimos.

No tolerar lo intolerable

Si hacemos un poco de remember sobre nuestros cursos de historia, veremos que muchas religiones se han peleado por defender lo que es "bueno". Como recordaremos, pocos daban marcha atrás, y parecía que nunca iban a llegar a un acuerdo. Esto generó muchas discusiones acerca de lo que es "bueno".

Isaiah Berlin, en "Cuatro ensayos sobre la libertad", llega a una conclusión interesante: "Los fines humanos son múltiples, no todos ellos conmensurables, y están en perpetua rivalidad unos con otros". Es decir, yo tengo una idea de lo que es bueno, tú tienes otra; nuestras ideas son respetables, y lo más probable es que no podamos vivir siguiéndolas a la vez.  ¿Entonces?

Pues hay dos vías. Una, es intentar imponerte mi idea, por las buenas o por las malas. La otra, surge estructurada con Kant: la dignidad humana.  En resumen: todos, por ser seres humanos, somos dignos y merecemos un mínimo de respeto; es decir, un mínino que delimite lo intolerable universalmente e interculturalmente.

¿Cuál es este mínimo? Pues, la más nombrada es la lista de Derechos Humanos. Señor Zegarra, ¿acaso es "discriminación" evitar que se cruce este mínimo? Como señala Bustamante:

"Ok, los comensales de un restaurante pueden pensar y opinar lo que les da la gana, y bueno, esto de la democracia se trata de que haya libertad de opinión. Pero no pueden hacer lo que les da la gana pues. "

¿Son los Derechos Humanos importantes? Pues, puede que no sean aún perfectos, que existan algunas cosas que discutir, y se vayan mejorando. Sin embargo, estos evitan desastres como los ocurridos en nuestro país. Nos dan un mínimo que debemos defender en todo momento.

Más sobre el tema:

"Cuatro Ensayos sobre la Libertad" de Isaiah Berlin

"Debates de la ética contemporanea", el Capítulo 2, sobre todo el texto introductorio de Fidel Tubino: "En defensa de la universalidad dialógica".

Ya. Último break para terminar.

Diálogo

Entonces, ya quedó claro que existe un mínimo: los Derechos Humanos. Además, que existen muchos fines últimos por los cuales vivir. Pero, vamos, tú sigues pensando que tienes la razón, y yo que tengo la mía. ¿Entonces?

El diálogo es necesario. Un diálogo enriquecedor, pacífico, al mismo nivel, y sin que uno se imponga sobre el otro. ¿Cómo? Pues, cojamos las carácterísticas de dos sectores.

Primero, del Cosmopolitismo:

Debemos tener en cuenta la Autonomía, es decir, la idea de que cada individuo humano carga con la responsabilidad definitiva de su propia vida. Esto nos lleva al segundo punto, la Tolerancia ante las elecciones de otras personas en cuento a la forma de vida, porque existe el pluralismo; en otras palabras, existen muchos valores dignos según los cuales merece la pena vivir y que no es posible vivir de acuerdo a todos ellos. Finalmente, el falibilismo, o el reconocimiento de que podemos equivocarnos.

Segundo, de la Hermenéutica Diatópica:

Según esta, el diálogo tiene dos partes. Primero, el diálogo dialéctico; es decir, la disputa de argumentos sobre un tema común, el dame que te doy. Pero, está la segunda parte, tambien importante: el diálogo dialogal. Con esto nos referimos al interés por encontrarse, por discutir entre concepciones diferentes de lo moralmente correcto.

Sin un diálogo adecuado, recurrimos a la violencia. Pero, para que el diálogo se dé, debemos promover espacios públicos que no sean excluyentes, monoculturales (estamos cansados de las imágenes religiosas que invaden nuestros parques); donde todas las partes estén en equidad, al mismo nivel. Es justamente esto lo que la ordenanza busca.

¿Opiniones, críticas, correcciones, preguntas? ¡Comenta!


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