Hagamos un breve resumen: Por evolución, los seres humanos hemos aprendido a vivir en sociedad. Es decir, somos seres gregarios porque nos permite adaptarnos mejor al medio, supervivir mejor. Podemos decidir si pertenecer a una sociedad o irnos, por ejemplo, a vivir a las montañas lejos de todo contacto humano. Esa decisión es nuestra, pero, por ahora, vivimos y hemos vivido con más personas (o solo que seas un niño feral y recien estés ingresando a un grupo humano).

Como el vivir en sociedad es un modo de supervivencia, debe existir una interacción coordinada de los miembros. O sea, cada uno no puede hacer lo que le de la gana; tenemos que actuar coordinadamente. Ese es el chiste de la sociedad; sino, cada cual viviría por su lado, haciendo lo que desee, y seriamos una especie solitaria.

Esta acción coodinada se basa en un principio de reciprocidad, que tiene que ver con la equidad. En resumen: La equidad, base del principio de reciprocidad, define cuanto debemos esperar recibir a cambio de lo que damos (y viceversa). Obviamente, la reciprocidad no es inmediata: la sociedad te educa lo mejor que puede, esperando a que después retribuyas algo, por ejemplo.

Lo descrito en el primer párrafo está inmerso en la palabra Socialidad. Lo descrito en el segundo y tercer párrafo, en la palabra Justicia. No desesperes, ya acabamos con esto, solo unos párrafos más.

Entonces, al vivir en sociedad, actuamos coordinadamente, utilizando el principio de reciprocidad. Sin embargo, todos tenemos libre albedrío, somos libres (en el sentido más convencional de la palabra). A diferencia de los animales, los cuales responden a un estímulo de manera instintiva, los seres humanos tenemos muchas posibilidades de acción, somos libres de elegir.

Finalmente, a donde queríamos llegar: Si necesitamos del principio de reciprocidad al vivir en una sociedad, pero, al mismo tiempo, somos seres libres de actuar ¿qué cosa hacemos? Pues, ahí es donde nacen las Reglas. Son necesarias para una mejor acción coordinada, y así poder supervivir en el mundo. (Para una ampliación de esto, pueden buscar las lecturas siguientes: "El Primate Responsable" de Fernando Silva Santisteban o "La tabla raza. La negación moderna de la naturaleza humana" de Steven Pinker o "Ética para Amador" de Fernando Savater).

Necesitamos reglas de conducta, pautas de convivencia, como base para vivir bien (o, en todo caso, lo mejor que podamos) en sociedad.

Y esta última afirmación vale para las mal llamadas redes sociales; es decir, Facebook, Twitter, Google+, etc. ¿Qué reglas debemos tener en estas páginas? ¿Qué cosas se pueden o no se pueden hacer? ¿Quién decide lo "bueno" y lo "malo" en ellas? Pues, bueno, les presentamos un caso que nos muestra algunos detalles que debemos tomar en cuenta.

Arzobispado 2.0

El Arzobispado de Lima tiene una página oficial en Facebook: https://www.facebook.com/arzobispadodelima

Bueno, en realidad es un perfil; o sea, tienes que enviarles una solicitud de amistad. No es un fan page. Tiene cerca de 3000 amigos en Facebook y en su descripción ponen lo siguiente:

"Oficina de Prensa del Arzobispado de Lima, con información de interés sobre la labor pastoral del Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, Arzobispo de Lima y Primado del Perú."

Hasta aquí, todo bien. Sin embargo, el usuario @todojavierprado lleva un tiempo teniendo al perfil del Arzobispado de Lima como amigo en Facebook. En su muro de Facebook, el Administrador de Comunidades (asumimos que tiene uno) publicó un artículo de Cipriani sobre la cuestión con la PUCP. En respuesta, @todojavierprado publicó:

"Comparto artículo de Ricardo Uceda, sobre el mismo tema. Como para ampliar el debate"

Al poco tiempo, el comentario habia sido eliminado. Ante esto, @todojavierprado pidió explicaciones, pero volvieron a eliminar su comentario (Miren los minutos que salen abajo de la publicación del Arzobispado).

@todojavierprado decidió enviarles un mensaje por Facebook (inbox), donde, finalmente, le dieron las explicaciones del caso. El Arzobispado afirma, con el respeto debido, que su espacio en las redes sociales debe ser para mantener a los usuarios informados de buenas noticias sobre la Iglesia Católica. En el caso específico, el comentario daba pie a una discusión que probablemente sería ofensiva. Ellos se reservan el derecho a eliminar comentarios que fomenten la discusión (dicen que este no es un foro de debate) o sean ofensivos. Finalmente, piden disculpas al usuario por lo sucedido.

En lo último, el Arzobispado, o su Administrador de Comunicades (CM), tiene razón. Según los términos de privacidad de Facebook, se menciona:

"Cuando publicas información en el perfil de otro usuario o realizas un comentario en la publicación de otro usuario, dicha información queda sujeta a la configuración de privacidad del otro usuario."

Sin embargo, sería adecuado que el Arzobispado tenga un fan page, donde la comunicación sea más transparente y abierta (consideremos que es la Oficina de Prensa del Arzobispado de Lima). En todo caso, sea un perfil o un fan page de una institución, es bueno tener en cuenta lo siguiente:

1) Tener un manual de convivencia. Reglas sencillas de sobre cómo comentar, evitar comentarios off topic, resguardar la integridad y el respeto por los demás, etc. Además, sirve como justificación a las acciones que podemos tomar (como borrar un comentario).

2) No borrar comentarios sin explicación alguna. Si vas a borrar un comentario, lo mejor es, mediante un mensaje público o privado, avisarle el por qué de esto. Si reitera en las faltas, pues reportar su conducta y bloquearlo. (hay un botón en Facebook, Twitter y Google+ para eso)

3) Reconocer errores y pedir disculpas. Si, a pesar de todo, no manejaste bien tu red social; debes reconocer tu error y pedir disculpas. Es lo mejor que uno puede hacer, no caer en la soberbia o pensar que van a olvidar. En Internet nunca se olvida.

¿Te pareció adecuado como manejó el Arzobispado el asunto? ¿Qué otras cosas se deberían tener en cuenta? ¡Comenta!